Se llama BMP8b y ayuda a convertir la grasa blanca inactiva en grasa parda metabólicamente activa.

Las investigaciones sobre obesidad tienen un camino muy prometedor ahondando en las características de la grasa parda. Para los que no la conociérais ahí va una breve explicación: casi toda nuestra grasa es de la llamada grasa blanca, que forma nuestro sistema de almacenamiento de energía en forma de depósitos grasos. Es una grasa difícil de movilizar que proporciona aislamiento térmico, protección ante impactos y un sitio seguro en el que guardar calorías para momentos de carencia, hambrunas o ayunos prolongados. Tiende a depositarse de forma poco estética (criterio subjetivo, por cierto) en caderas, región abdominal y glúteos.

Nuestro cuerpo tiene también otro tipo de grasa, la grasa parda, rica en mitocondrias y mucho más vascularizada que la grasa blanca, por eso puede quemarse como energía a una velocidad más alta y está disponible de forma inmediata. Esta grasa parda es la que se consume para regular la temperatura corporal, entrando en funcionamiento cuando el cuerpo se enfría. En los animales que hibernan es abundante y en nuestra especie está más presenta en los bebés. Su proporción va disminuyendo en nuestros cuerpos a medida que envejecemos.

GRASA QUE QUEMA LA GRASA

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge ha descubierto una molécula, BMP8b, que puede aumentar la cantidad de grasa parda en el cuerpo y activar además sus procesos de quema de calorías. Es importante saber que simplemente aumentar la cantidad de grasa parda en el cuerpo no significa automáticamente que se active la quema de calorías en esa grasa.

Según Toni Vidal-Puig, uno de los autores del estudio,»se han realizado muchos estudios que han encontrado moléculas que promueven el desarrollo de la grasa parda, pero simplemente aumentar su cantidad no funcionará para tratar la obesidad. El cuerpo tiene que ser capaz de obtener suficientes nutrientes y de estar activado para quemar grasa.»

Vidal-Puig y su equipo de la Universidad de Cambridge han estado trabajando en formas de activar la grasa parda durante años. En 2012, los investigadores revelaron el descubrimiento de una molécula llamada BMP8b. Sus estudios con ratones demostraron que esta molécula activaba eficazmente los mecanismos de quema de energía de la grasa parda, y cuando el gen para BMP8b se eliminó de los animales, la grasa parda esencialmente dejó de funcionar.

LA INVESTIGACIÓN, POR BUEN CAMINO

La nueva investigación se propuso investigar qué efecto tendrían los niveles crecientes de BMP8b sobre el volumen y la actividad de la grasa parda en ratones. Los impresionantes resultados revelaron que el aumento de los niveles de BMP8b consiguío que la grasa blanca se convirtiera en grasa parda. Quizás aún más importante fue el descubrimiento de que el aumento de BPM8b dio como resultado un mayor volumen de vasos sanguíneos y de actividad nerviosa en la grasa blanca. Esto sugiere que la molécula es eficaz no solo para convertir la grasa blanca en parda, sino también para ayudar a establecer el entorno que las células necesitan para quemar energía de manera efectiva.

Sam Virtue, coautor de este último estudio, usa una analogía con el mundo del motor que resulta muy comprensible. «Es como quitar un motor 1.000 cc de un automóvil y ponerle en su lugar uno de 2.000 cc. Teóricamente, el coche podrá ir más rápido, pero si la gasolina tiene que pasar por los mismos conductos estrechos que tenía el motor de 1.000 cc, no servirá de mucho. BMP8b además de aumentar el tamaño del motor pone nuevos conductos de gasolina más anchos».

De momento la técnica solo se ha probado en ratones, con una gran efectividad. Se necesita más investigación antes de que se administre a humanos como tratamiento contra la obesidad. Pero la hipótesis es prometedora, ya que BMP8b es una molécula que se encuentra en la sangre humana, lo que sugiere que podría manipularse para estimular la actividad de la grasa parda. El siguiente paso para la investigación es comenzar a probar BMP8b en humanos.

El nuevo estudio fue publicado en la revista Nature Communications.

Pellegrinelli, V et al. Adipocyte-1 secreted BMP8b mediates adrenergic-induced remodeling of the neurovascular network in adipose tissue. Nature Communications; 26 Nov 2018; DOI: 10.1038/s41467-018-07453-x.

Fuente: Universidad de Cambridge.