Para adelgazar tenemos a nuestra disposición variedad de alternativas que podemos poner en práctica. Tenemos siempre la opción de acudir a un profesional de la salud que nos guíe con una dieta personalizada o bien, acudir a diferentes dietas universales y de moda u otras alternativas populares pero con fundamento científico. Por eso, nos preguntamos: a la hora de perder peso, ¿es mejor seguir una dieta flexible u optar por una dieta estricta?
En qué consiste una dieta flexible o una dieta estricta
Aunque el término flexibilidad podría variar de un consumidor a otro, sin duda podemos definir como dieta estricta a aquella que nos obliga a llevar un menú determinado y a ingerir nada más que lo que ella menciona cada día. Es decir, que no nos da la posibilidad de variar un plato por otro considerando deseos particulares, necesidades o posibilidades.
También influye mucho en la flexibilidad de una dieta la posibilidad (o no) de comer en sociedad, de compartir la comida con otros o de ingerir platos elaborados por otros, fuera de casa. Una dieta estricta sin duda no admite esta posibilidad.
Los efectos en nuestro organismo de una dieta estricta
Teniendo en cuenta lo antes dicho, tenemos a nuestro alrededor variedad de dietas estrictas, muchas de ellas con un menú cerrado o preestablecido que debemos respetar y que no podemos cambiar, u otras, con una cantidad limitada de alimentos que podemos ingerir a diario, dejando de lado un gran número de platos y preparaciones habituales.
Ejemplos de dietas estrictas son la dieta del huevo duro, la dieta de los días alternos, la dieta indiana u otras, frecuentemente con un nombre llamativo que las encabeza.
Las posibles «ventajas» de una dieta estricta
Una dieta estricta suele ser preferida en muchas ocasiones por quienes no cocinan habitualmente y desean que les señalen específicamente qué comer y en qué cantidades cada día de la semana, pudiendo por eso mencionarse esta características como posible ventaja.
Otro efecto de las dietas estrictas que muchas personas consideran beneficioso es que suelen fomentar una rápida o marcada pérdida de peso al no dar margen a ingerir alimentos o platos fuera de lo estipulado, como consecuencia de errores de interpretación.
El hecho de que permiten perder una notable cantidad de kilos también se traduce en que suelen ser dietas temporales, es decir, que se establecen por un tiempo determinado y posteriormente no se continúan o se desaconseja continuar sin descanso con las mismas, lo cual podría ser interpretado también como una «posible ventaja».
Las grandes consecuencias de una dieta estricta
Cuando la rigidez de una dieta es tal que nos lleva a tener que limitar considerablemente lo que comemos, todo lo que mencionamos antes se trasforma en efectos negativos en nuestro cuerpo.
En primer lugar, pueden limitar considerablemente las calorías y nutrientes que ingresan al cuerpo elevando el riesgo de sufrir carencias nutricionales, pero también, los estudios señalan que las dietas más restringidas elevan los niveles de estrés en el organismo, afectando considerablemente el metabolismo y la salud emocional.
A nivel metabólico pueden reducir o enlentecer el metabolismo, incrementando los niveles de hambre, reduciendo señales de saciedad y el gasto de calorías diario como señala una investigación de la revista Obesity, conduciéndonos a un muy probable efecto rebote tras finalizar la dieta.
La relación con la comida puede verse afectada, abriendo una puerta de posibilidad a los trastornos de la conducta alimentaria y generando muchas veces ansiedad o períodos de escasez de ingesta con atracones frecuentes (cuando se nos permite o descansamos de la dieta).
Las dietas estrictas, rápidas y limitadas pueden ocasionar muchos problemas a nivel orgánico y psicológico que nos afecten de forma permanente y no sólo mientras dura la dieta.
Pero a nuestro criterio, la principal desventaja de este tipo de dietas es que no contribuyen aun efectivo cambio de hábitos, por lo que pasan por nuestra vida por un tiempo limitado dejándonos consecuencias que permanecen en a largo plazo sin habernos ayudado a adelgazar cuidando la salud.
Los efectos en nuestro cuerpo de una dieta flexible
Una dieta flexible, que nos señala frecuencia para ingerir alimentos o grupos de alimentos y aquellos que debemos evitar pero sin marcarnos con severidad un menú, platos y cantidades puede ser sin duda, una alternativa menos popular y conocida pero con efectos en el organismo muy diferentes a una dieta estricta.
Los valiosos beneficios de una dieta flexible
Una de las grandes ventajas de una dieta flexible es su frecuente personalización, es decir, que atiende particularidades y respeta nuestros gustos, permitiéndonos comer un día ensalada si lo deseamos o modificar el menú acorde a nuestras preferencias.
Que nos permita comer junto a otros, compartir una comida fuera de casa con familiares o amigos es otro gran beneficio de este tipo de dietas que contribuyen a la adherencia a la misma y a su continuidad a largo plazo.
Son dietas que nos permiten relacionarnos desde un punto de vista más sano con la comida, sin estresarnos y entendiendo que «dieta» es todo aquello que comemos a diario o de forma habitual pero que no implica realizar un sacrificio o esfuerzo extremo para conseguir un cambio en nuestro cuerpo.
Debido a que nos habilitan a un menú más variado, generalmente no nos exponen a riesgo de carencias nutricionales ni tampoco a una adaptación metabólica que nos conduzca al efecto rebote.
Son dietas más sostenibles, más sanas, menos estresantes, más variadas y con frecuencia, individualizadas que solemos encontrar sobre todo, de la mano de profesionales de la nutrición.
Las posibles contra de las dietas flexibles
Aunque no hay consecuencias negativas sobre la salud que podamos mencionar de las dietas flexibles, éstas nos permiten entender que el cambio de hábitos es la base, que todo conlleva un proceso que se inicia con ellas y que tiene altibajos en el tiempo, es decir, avances y retrocesos.
Por lo tanto, podemos considerar posibles «contras» a la pérdida de peso más lenta pero gradual y sostenida que ocasionan este tipo de propuestas en comparación a las alternativas rápidas y estrictas.
Conclusión: las dietas estrictas permiten perder peso rápido pero a expensas de nuestra salud
A modo de conclusión podemos decir que si buscamos una dieta definitiva o una alternativa que nos permita adelgazar cuidando la salud, alcanzando un peso corporal que podemos sostener en el tiempo, la mejor alternativa serán las propuestas flexibles, siempre y cuando sean personalizadas.
Las dietas estrictas que no consideran particularidades pueden ocasionar graves consecuencias a nivel orgánico, mental y emocional, por lo que aunque sean temporales y nos permitan perder peso muy rápidamente en apreciables cantidades, su uso no es seguro ni recomendable.