Hay varias épocas al año en las que la preocupación por perder peso es especialmente mayor. Ahora que se acerca el verano, por ejemplo, muchos de nosotros nos planteamos intentar perder el peso que hemos ganado en los últimos meses.
Y, aunque el principal motivo para comenzar a cuidar nuestros hábitos, alimentación y actividad física, es el tener una vida saludable que no solo nos ayude a tener una vida más longeva, sino también más activa y sana, la motivación por perder peso puede ser un buen comienzo que nos lleve a mejores hábitos. Aunque al principio puede parecer complicado, estos sencillos gestos pueden ponerte en el buen camino.
Intentar movernos un poco más
Para las personas que tienen un trabajo muy sedentario sé que puede ser muy complicado encontrar el momento para realizar algo de ejercicio físico. Sin embargo, podemos empezar por intentar movernos un poco más y aumentar nuestra actividad, incluso aunque no tengamos tanto tiempo para hacer ejercicio.
Pequeños trucos como dejar el coche aparcado e ir andando a los sitios, el viejo consejo de subir por las escaleras en vez de coger el ascensor, levantarnos cada cierto tiempo aunque trabajemos sentados, o incluso asegurarnos de dar un buen paseo con nuestros animales cuando sean sus horas de sacarlos, pueden ser primeros grandes pasos para aumentar nuestro nivel de actividad y que influya en nuestro peso.
Cambiar los snacks y dulces por fruta y verdura
Si no estamos acostumbrados a comer de manera muy saludable y las verduras y la fruta no forman parte de nuestra alimentación habitual, resultará muy complicado que de la noche a la mañana cambiemos toda nuestra alimentación y la comencemos a basar en vegetales y frutas.
Sin embargo, sí que podemos empezar poco a poco. Quizás cambiando ese bollo de la mañana por una fruta, o eligiendo comer una mandarina o unas cerezas en vez de las habituales patatillas, o teniendo verdura cortada en palitos (como zanahoria, apio o pimiento) para comer como snack cuando nos entra el hambre entre horas.
El simple hecho de cambiar ciertos alimentos insanos por verduras y frutas supondrá un gran impacto en nuestra salud y nos ayudará a ir aumentando poco a poco el consumo de verduras y frutas hasta que sean la base de nuestra dieta.
Agua en vez de refrescos y bebidas azucaradas
La realidad es que la mayoría de nosotros no estamos acostumbrados a salir a tomar algo con amigos, o a tener una comida familiar, y pedir agua para beber. Sin embargo, intentar hacer ese pequeño cambio, y consumir agua en las ocasiones en las que normalmente nos tomaríamos una bebida azucarada, es un gesto sencillo que te ayudará a perder peso y, sobre todo, a tener hábitos más saludables.
Igual que en el caso de las verduras, no se trata solo de beber más agua, sino sobre todo de beberla en vez de otras bebidas menos saludables. Al principio puede resultar poco apetecible o aburrido beber siempre agua, pero podemos consumir también infusiones, aguas saborizadas con frutas y otras hierbas.
Hacer uso de las especias para dar sabor a los platos
Conseguir que nuestras comidas tengan un plus de sabor suele pasar por añadirle más sal o hacer uso de salsas comerciales que no solo tienen muchas calorías, sino que nos aportan grasas poco saludables y casi ningún nutriente beneficioso.
Las especias, sin embargo, nos pueden aportar ese plus especial de sabor de manera mucho más saludable y menos calórica. Si no solemos utilizarlas en la cocina puede resultar complicado al principio saber cuáles usar, pero la verdad es que una vez que las pruebas, el sabor que le dan a tus platos merece la pena y tu salud lo notará.
Intentar comer más despacio
A veces por la prisa, por nuestro ritmo de vida, o por pura ansiedad, acabamos devorando la comida más que comiéndola. Intentar comer más despacio, de maneras más consciente y masticando más puede ayudarnos a reducir nuestro peso.
Para empezar, las investigaciones encuentran que comer más despacio ayuda también a comer menos, lo que reduce nuestro consumo calórico. No solo tenemos más control sobre lo que comemos, sino que ayuda a aumentar la sensación de saciedad.
Mejor cereales integrales que los tradicionales de desayuno
Este es otro sencillo gesto al que podemos tardar muy poco en acostumbrarnos. Si habitualmente desayunamos cereales tradicionales de desayuno, normalmente azucarados y elaborados a base de cereales refinados, podemos probar a cambiarlos por cereales integrales.
Elaborar desayunos con avena, salvados, o germen de trigo puede ayudarnos no solo a variar nuestra dieta, sino también a mejorarla y cuidarnos un poquito más. Estos cereales integrales nos aportarán hidratos complejos que nos ayudarán a estar más saciados durante el día y aportarán energía de manera estable sin generarnos picos de glucosa.
Compremos solo lo que queremos comer
Si tenemos la tentación en casa lo más fácil es que caigamos en ella. En general, los seres humanos tendemos a comer lo que tenemos a mano y a la vista. Por ello, si no tenemos en casa alimentos poco saludables, dulces y ultraprocesados, lo más fácil es que su consumo se reduzca importantemente.
Pero no basta con no tener esos productos a la vista, sino que en su lugar debemos tener frutas, verduras y frutos secos. Las investigaciones encuentran que aquellas personas que tienen a la vista en casa fruta y verduras tienen un peso más adecuado que aquellas que tienen dulces, productos con azúcar, etc.
Tener un control de las raciones
Tendemos a comernos lo que tenemos en el plato, incluso cuando ya estamos llenos o la cantidad es muy grande. Por ello, tenemos varias opciones diferentes para consumir raciones más pequeñas. Por un lado, podemos llevar el plato ya servido a la mesa, en vez de dejar en medio para servir, y así asegurarnos de que llevamos raciones pequeñas.
Por otro lado, podemos también optar por poner la comida en platos pequeños, en vez de en grandes. De esta manera sentiremos que estamos comiendo un plato, pero la cantidad de calorías será inferior.
Hacer más uso del horno
En ocasiones hacemos un importante abuso del cocinado con aceite y frituras. Un gesto tan sencillo como cambiar los fritos por el horno puede darle muchas alegrías a nuestra salud y a nuestro peso.
De esta manera no solo consumiremos menos calorías y grasas, sino también menos acrilamida. Cuando se trata de comer de manera más saludable, el horno es nuestro mejor amigo sin duda alguna.