Las modas en alimentación nunca dejan de sorprenderme. Cada vez encontramos un mayor número de técnicas supuestamente depurativas que pretenden desintoxicar nuestro organismo como si de una planta de reciclaje se tratara.
Sin embargo, nuestro organismo no funciona como una central de residuos. Por ello, no necesitamos ningún producto externo para detoxificarnos o limpiar supuestas impurezas que han sido ingeridas a través de la alimentación.
En el post de hoy te hablamos sobre el carbón activado, uno de los últimos productos estrella utilizados para fines supuestamente depurativos que no necesitamos consumir.
¿Qué es el carbón activado?
Cuando hablamos de carbón activado, hacemos referencia a un compuesto que ha sido obtenido a partir de algunas cortezas y cáscaras vegetales, provenientes del almendro, el coco, o incluso las palmeras.
Esta materia prima es sometida a altas temperaturas, y por acción del calor y los gases consigue formar un polvo fino y negruzco con capacidad adsorbente —que no es lo mismo que absorbente—.
La función del carbón activado consiste en retener ciertos compuestos químicos, ya que al ser un material muy poroso posee la capacidad de aprisionar estas sustancias a través de enlaces químicos y físicos. Por eso decimos que es un material con capacidad adsorbente, si fuera absorbente se comportaría como una esponja, con una mayor facilidad para liberar estas sustancias posteriormente.
El carbón activado se utiliza con fines médicos
Precisamente de esta capacidad adsorbente nace su utilidad real en medicina. Y es que, cuando sufrimos una intoxicación real por metales pesados o una ingesta accidental de productos de limpieza, por ejemplo, el carbón activado es capaz de arrastrar los compuestos dañinos y facilitar su eliminación, ejerciendo una función de antídoto.
Sin embargo, en la actualidad el uso del carbón activado está siendo derivado hacia fines mucho más cotidianos. Como por ejemplo, ingerido mediante complementos alimenticios con fines supuestamente depurativos en nuestra alimentación.
No necesitamos depurarnos, no somos máquinas
Pese a la creencia popular que rodea a todos los remedios dietéticos que engloba el mundo ‘detox’, lo cierto es que los seres humanos no necesitamos desintoxicarnos por culpa de nuestra dieta.
Para ello, ya tenemos órganos cómo nuestros riñones e hígado que cumplen sobradamente con funciones excretoras de desechos en nuestro organismo.
Si realmente estuviéramos intoxicados necesitaríamos ir a un hospital de urgencia, y no recurrir a unos polvitos oscuros que nos curen por arte de magia.
¿Cuenta con evidencia científica?
A pesar de que el carbón activado no tiene un sustento científico en relación a su capacidad ‘detox’, sí que cuenta con el visto bueno de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), siendo uno de los pocos productos que cuenta con uno de sus ‘Health Claims’ o alegaciones saludables autorizadas para incluir en el etiquetado alimentario.
Concretamente, la legislación permite acompañar al carbón activado con una mención saludable en relación a su capacidad para disminuir las flatulencias excesivas después de comer. Únicamente puede utilizarse dicha mención para alimentos que contengan 1 gramo de carbón activado por porción cuantificada.
Además, y con el fin de validar la reclamación, se informará al consumidor que para conseguir el efecto beneficioso del carbón activado, debe tomarse 1 gramo de carbón activado al menos 30 minutos antes de comer, y 1 gramo poco después de la comida.
¿Es recomendable consumir carbón activado?
Una vez que tenemos claras cuáles son las aplicaciones reales del carbón activado, debemos valorar en conjunto si esta sustancia es recomendable o no para la salud.
En primer lugar, sabemos que el carbón activado en las dosis suministradas no nos va a provocar daño alguno, ya que de lo contrario no se aprobaría su uso y venta en el mercado.
Sin embargo, este producto no posee ninguna propiedad desintoxicante ni mágica que nos obligue a consumirlo regularmente. De hecho, más allá de sus propiedades para reducir los gases intestinales, parece que este producto no tiene más funciones relevantes para la salud a través de la ingesta dietética.
Los efectos secundarios del carbón activado
A pesar de no ser peligroso en las dosis recomendadas, el consumo excesivo del carbón activado con fines desintoxicantes puede traer graves riesgos para la salud.
Uno de ellos no debería preocuparnos demasiado, sin embargo merece la pena ser destacado. Se trata de la capacidad del carbón activado para colorear nuestras heces de un tono negruzco.
Por otro lado, y refiriéndonos a efectos secundarios más preocupantes, el carbón activado en altas dosis es capaz de causar estreñimiento, obstruir nuestro aparato digestivo e incluso dañar las paredes del intestino.
Debido a su alto poder adsorbente, el carbón activado también podría retener nutrientes como vitaminas y minerales a su paso por el organismo. Esto complicaría bastante la absorción de nutrientes y el proceso de digestión tal y cómo lo conocemos, lo cual no es nada recomendable desde un punto de vista saludable.