Las ventajas principales que te puede aportar un medidor de potencia es que te va a permitir conocer mejor tu nivel de condición física sobre la bici, ya que vas a tener una medición directa de la potencia que eres capaz de producir mientras pedaleas. Como es lógico, cuanta más potencia seas capaz de producir más rápido irás sobre tu bici. Por aclarar conceptos, la potencia es el resultado de multiplicar la fuerza que aplicas sobre el pedal por la velocidad a la que pedaleas, es decir, por la cadencia. Se puede conseguir la misma potencia pedaleando muy rápido haciendo poca fuerza en cada pedalada o por el contrario pedaleando más despacio pero aplicando más fuerza en cada giro. El concepto básico es que cuando nos ponemos en forma somos capaces de producir más potencia al pedalear. La velocidad media también puede ser un indicador de rendimiento, lo malo que tiene es que la pendiente, el estado del terreno, el viento o el peso del ciclista tienen una gran influencia sobre la velocidad a la que circulamos, y por lo tanto, puede no reflejar perfectamente nuestro estado de forma real.

Una pregunta típica es: qué es mejor, ¿entrenar por pulsaciones o por potencia? Y la respuesta es que no hay una mejor que otra, ya que miden cosas diferentes. Las pulsaciones solo nos indican la velocidad a la que está latiendo el corazón, es decir, es un buen medidor de carga interna. Pero no nos informa sobre nuestro rendimiento, es decir, sobre nuestra capacidad para pedalear con fuerza. La potencia, en cambio, es un medidor de carga externa, es decir, nos informa sobre nuestra capacidad de trabajo. La realidad es que son dos herramientas que se complementan a la perfección, ya que están muy relacionadas. Con el entrenamiento a lo mejor no soy capaz de producir más potencia y sin embargo sí puedo ser capaz de mantener la misma potencia pero con menos pulsaciones, y por lo tanto, me voy a cansar menos a largo plazo.

Lo único “malo» de la potencia es que requiere ciertos conocimientos y herramientas para optimizar su uso. Como es lógico, lo primero es disponer de un dispositivo que recoja los datos de potencia durante el entrenamiento. A continuación, hay que descargar los datos en alguna aplicación que nos permita analizar los datos obtenidos. Llegados a este punto, podríamos buscar artículos o libros sobre entrenamiento por potencia o buscar un entrenador que nos ayude a interpretar los datos para luego poder diseñar entrenamientos que nos permitan mejorar nuestro rendimiento. Si te gustan los números, con un medidor de potencia te lo vas a pasar muy bien.